El empresario Marcelo Quiroga advierte que sin perspectivas claras de reactivarse, deben pensar alternativas para subsistir. Nahuel Amore
Tras la detección de un brote de coronavirus en Paraná, que día tras día sigue sumando test positivos y personas aisladas por prevención, el Gobierno municipal dispuso dar marcha atrás con una serie de habilitaciones en la ciudad, al menos, por siete días. Dentro de la nómina fueron incluidos los bares y restaurantes, que debieron cerrar sus puertas otra vez para la atención al público, sin perspectivas claras de cuándo podrán reabrir, bajo qué condiciones y con qué capacidad de subsistencia se enfrentarán.
Marcelo Quiroga, socio de Live Rock y referente de la actividad gastronómica en la ciudad y la provincia, lamentó la medida del municipio y cuestionó que la oleada de contagios “no es producto de haber ingresado a un comercio y menos a un local gastronómico”. Al respecto, en diálogo con DOS FLORINES, alertó que “la actividad está totalmente destruida” y planteó que el sector baraja alternativas para reconvertirse en “algún tipo de actividad económica, con reducción de costos fijos y que permita seguir subsistiendo”.
En este sentido, recordó que el inicio de la cadena de contagios se dio por una reunión entre amigos que no estaban permitidas. Por ello, cuestionó: “No entendemos el motivo por el cual, si los bares y restaurantes cumplimos con todos los protocolos de higienización, de distanciamiento social, de sanitización, se la toman contra nosotros. ¿Y el resto? No estamos contra el resto de la actividad comercial, pero pregunto: ¿es responsabilidad de los bares o restaurantes o lo es de las autoridades municipales y provinciales que no cumplen con su deber de contralor, de policía, en evitar estas situaciones?”
Desde esta perspectiva, por un lado, admitió que “este tipo de contracciones no es producto de la culpa de ninguno de los gobiernos, sino de la inconsciencia de la gente que no toma noción del riesgo que corre con este tipo de reuniones”; pero por otro lado, también apuntó a la importancia de controles en las calles, avenidas y accesos para prevenir el origen de los casos.
Foja cero
Quiroga alertó que los números siguen en rojo y con este parate la crisis se profundizará. “La actividad está totalmente destruida y no tiene forma de levantarse, más teniendo en cuenta las medidas de los gobiernos, con idas y vueltas. Es imposible que uno tenga una perspectiva clara, un horizonte claro, de cuánto vas a poder retomar la actividad”, sostuvo.
En esta línea, señaló que en términos económicos esta marcha atrás “nos vuelve a foja cero”. Recordó que sólo pueden trabajar con envíos o bajo la modalidad “take away”, por el cual los clientes pueden retirar en el lugar sus pedidos. No obstante, indicó que esta forma “no es suficiente” para sostener el negocio. “Eso no alcanza ni al 10%, en el mejor de los casos, del valor de lo que normalmente vende un local gastronómico”, puntualizó, y advirtió que este nivel de actividad “no te sirve ni para pagar la luz, los servicios”.
Sobre este último punto, analizó que “impositivamente, si no te cierran las cuentas, lo primero que vas a dejar de pagar son los impuestos”. Por ello, todo el sector insiste en la necesidad de que haya una “decisión política” para morigerar la carga tributaria. “Por más que uno pudiera abrir, las condiciones económicas no dan para pagar impuestos. El gesto político es prorrogar impuestos porque ya es imposible que nos cobren”, aseguró.
En este mismo sentido, también puso el foco en la necesidad de dar créditos blandos. “Es imposible funcionar con créditos que tengan un porcentaje de aplicación. Si no entra dinero, es imposible que te hagas cargo de créditos para pagar sueldos, servicios o proveedores. Desde el primer día pedimos créditos a tasa cero con un mínimo de 12 meses para empezar a pagar”, solicitó.
Subsistir
Para Quiroga, “es imposible” que cualquier restaurante aguante en estas condiciones, por lo que los despidos se manejan como una variable de subsistencia. Al respecto, confió a DOS FLORINES que durante una reunión con los 40 empleados de Live Rock, los puso al tanto de la real situación de la empresa, sin vueltas. “Les dije: ‘Esperemos que la actividad de cara a fin de julio se vuelva a reactivar porque si no lamentablemente las empresas vamos a tener que tomar medidas drásticas en cuanto al personal’”.
Sobre este punto, el empresario analizó que sin ventas, es difícil subsistir: “Esto es lamentable, le guste a quien le guste. No se puede soportar, por más ATP que haya del Gobierno nacional, porque es un paliativo que ayuda a soportar el 50%. Ahora, si tenés el establecimiento cerrado y no tenés ingresos, no podés completar el resto, es imposible, es inviable, tengas cinco o cuarenta empleados como Live Rock”.
En este contexto, los empresarios del rubro en el país barajan alternativas para evitar el cierre definitivo de sus puertas. El cambio de perfil es la opción, y mencionó como ejemplo la decisión de un colega suyo de Río Negro que reconvirtió su restaurante en un supermercado. “Es lo único que están funcionando y nosotros adquirimos mercadería al costo”, explicó, y dejó abierto un interrogante: “No imagino un supermercado en 25 de Mayo y peatonal”.
Consultado si esta posibilidad se pone sobre la mesa entre los socios, no lo descartó ni lo confirmó: “Es que lamentablemente no hay forma de visibilizar otra salida que no sea comenzar a repensar la actividad comercial desde otra perspectiva, porque uno tiene que seguir viviendo, uno tiene una estructura”. Y en tiempos de pandemia, sin previsiones y con mercados en procesos de transformación, la posibilidad no resultaría extraña.